sábado, 31 de marzo de 2012

¿HAS OÍDO EL CANTO DE ESE PÁJARO?



El discípulo se quejaba constantemente a su Maestro Zen: 

«No haces más que ocultarme el secreto último del Zen». 

Y se resistía a creer las consiguientes negativas del Maestro. 

 Un día, el Maestro se lo llevó a pasear con él por el monte. Mientras paseaban, oyeron cantar a un pájaro.«¿Has oído el canto de ese pájaro?», le preguntó el Maestro. 

 «Sí», respondió el discípulo. 

 «Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada». 

 «Sí», asintió. el discípulo. 

 Tony de Mello


viernes, 30 de marzo de 2012



Un niño de la India fue enviado a estudiar a un colegio de otro país.

Pasaron algunas semanas, y un día el jovencito se enteró de que en el colegio había otro niño indio y se sintió feliz. Indagó sobre ese niño y supo que el niño era del mismo pueblo que él y experimentó un gran contento.

Más adelante le llegaron noticias de que el niño tenía su misma edad y tuvo una enorme satisfacción. Pasaron unas semanas más y comprobó finalmente que el niño era como él y tenía su mismo nombre.

Entonces, a decir verdad, su felicidad fue inconmensurable.

No hay mayor gozo en este mundo
que el de conocerse a uno mismo.



jueves, 29 de marzo de 2012

 LA SANTIDAD EN EL INSTANTE PRESENTE





 Le preguntaron en cierta ocasión a Buda: «¿Quién es un hombre santo?».

Y Buda respondió: «Cada hora se divide en cierto número de segundos, y cada segundo en cierto número de fraccio­nes. El santo es en realidad el que es capaz de estar totalmente presente en cada fracción de «segundo». 

El guerrero japonés fue apresado por sus enemigos y encerrado en un calabozo. Aquella noche no podía conciliar el sueño, porque estaba convencido de que a la mañana siguiente habrían de torturarle cruelmente.

Entonces recordó las palabras de su Maestro Zen: «El mañana no es real. La única realidad es el presente». De modo que volvió al presente… y se quedó dormido.  

El hombre en el que el futuro ha perdido su influencia se parece a los pájaros del cielo y a los lirios del campo. Fuera preocupa­ciones por el mañana. Vivir totalmente en el presente:

He ahí al hombre santo.

miércoles, 28 de marzo de 2012



Había una vez un hombre poseedor de varios granados en su huerta. Y todos los otoños colocaba las granadas en bandejas de plata fuera de su morada, y sobre las bandejas escribía un cartel que decía así: "Tomen una por nada. Son bienvenidos".

Mas la gente pasaba sin tomar la fruta.

Entonces, el hombre meditó, y un otoño no dejó granadas en las bandejas de plata fuera de su morada, sino que colocó un gran anuncio: "Tenemos las mejores granadas de la tierra, pero las vendemos por más monedas de plata que cualquier otra granada".

Y, créanlo, todos los hombres y mujeres del vecindario llegaron corriendo a comprar.

martes, 27 de marzo de 2012





Un ciego caminaba lentamente por un camino. Al serle desconocido , cada paso que daba lo tanteaba bien con su viejo bastón.
De pronto sintió un agradable olor a ROSAS . Siguió adelante , con cuidado hasta tocar con el bastón el rosal. Con cuidado para no pincharse cortó una ramita del rosal, la acercó a su rostro y , olfateándola , se recreo con su perfume.
El ciego preguntó a la ramita: ¿ eres tú la Rosa ? _ la ramita le contestó complacida y sincera : " NO SOY LA ROSA, PERO ESTABA JUNTO A LA ROSA Y POR ESO HUELO. "


Moraleja :

Quien está junto a la rosa, huele a rosa
Quien esta junto a la basura, huele a basura.
Quien tiene malos amigos, termina siendo malo.
Quien tiene buenos amigos, cada día es mejor.



lunes, 26 de marzo de 2012

El árbol y sus ramas

...He oído contar la historia de un antiguo y majestuoso árbol, cuyas ramas se extendían hacia el cielo. Al llegar la estación de las flores, mariposas de todas las formas, tamaños y colores, bailaban a su alrededor. Las aves de países lejanos se le acercaban y cantaban cuando florecía y daba frutos. Las ramas, como manos extendidas, bendecían a todos los que acudían a sentarse bajo su sombra. Un niñito solía venir a jugar junto a él y el gran árbol se encariñó con el pequeño. El amor entre lo grande y lo pequeño es posible, si el grande no es consciente de su grandeza. El árbol no sabía que era grande, sólo el hombre es consciente de eso. La prioridad de lo grande siempre es el ego, pero para el amor nadie es grande o pequeño. El amor abraza a quienquiera que se le acerque. Así, el árbol comenzó a sentir amor hacia ese pequeño que solía ir a jugar cerca de él. Sus ramas eran altas, pero las inclinaba hacia el niño, de modo que pudiera recoger sus flores y sus frutos. El amor siempre cede; el ego nunca esta dispuesto a inclinarse. Si te acercas al ego, sus ramas se estirarán aún más hacia lo alto; se pondrá rígido para que no puedas alcanzarlo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Historia de las arenas



Un arroyo, desde su nacimiento en las lejanas montañas, después de atravesar todo tipo de paisajes, alcanzó por fin las arenas del desierto.

Igual que había cruzado todas las demás barreras, el arroyo trató también de cruzar esta, pero se encontró que en cuanto se adentraba en la arena, sus aguas desaparecían.  Sin embargo, estaba convencido de que su destino era cruzar ese desierto, y de que a la vez no había manera de cruzarlo. Entonces una voz oculta, que salía del mismo desierto, le susurró: “El viento cruza el desierto, e igualmente puede hacerlo el arroyo”.

El arroyo objetó que estaba arremetiendo contra la arena, pero que sólo estaba siendo absorbido; que el viento podía volar y de que gracias a esto podía atravesar el desierto.

“Arremetiendo de tu manera habitual no podrás atravesarlo. Desaparecerás o te convertirás en una marisma. Debes dejar que el viento te lleve a tu destino.”

“¿Pero cómo puede esto suceder?”. “Dejando que el viento te absorba”.

Esta idea no era aceptable para el arroyo. Después de todo, nunca antes había sido absorbido. No quería perder su individualidad, y una vez que la hubiese perdido, ¿cómo iba a saber que podría volver a recuperarla?

“El viento”, dijo la arena, “cumple esa función. Evapora el agua, la transporta a través del desierto, y después la vuelve a dejar caer. Al caer en forma de lluvia, el agua se vuelve a convertir en un río”. “¿Cómo puedo saber que esto es verdad?”

“Así es, y si no me crees, no podrás convertirte más que en un cenagal, e incluso eso te costará muchos, muchos años; e indudablemente no es lo mismo que un arroyo”.

“¿Pero, no puedo seguir siendo el mismo arroyo que soy hoy?” “No puedes seguir así en ningún de los casos”, dijo el susurro.

“Tu parte esencial es transportada y vuelve a formar un arroyo. Tú recibes el nombre que tienes, incluso hoy, porque no sabes que parte de ti es la esencial.”

Cuando el arroyo escucho esto, comenzó a resonar un cierto eco en sus pensamientos. Débilmente, recordó un estado en el cual él —¿o era una parte de él?— había sido sostenido en los brazos del viento. También recordó —¿lo recordó?— que esto era lo que realmente había que hacer, aunque no necesariamente lo más obvio.

Y el arroyo hizo ascender su vapor hacia los acogedores brazos del viento, que suavemente y con facilidad le llevaron hacia arriba y a lo lejos, dejándole caer suavemente en cuanto alcanzó la cima de la montaña, muchos, muchos kilómetros más allá. Y como había abrigado sus dudas, el arroyo fue capaz de recordar y grabar con más fuerza en su mente los detalles de la experiencia. Él reflexionó. “Sí, ahora he conocido mi verdadera identidad”.  

El arroyo estaba aprendiendo. Pero las arenas susurraron: “Nosotras lo sabemos, porque lo vemos suceder un día tras otro y porque nosotras, las arenas, nos extendemos desde la orilla del río por todo el camino hasta la montaña”. Y por eso se dice que el camino por el que el arroyo de la vida tiene que continuar su viaje, está escrito en las arenas. 



viernes, 23 de marzo de 2012

La Muerte



Un hombre enfermo se preparaba para salir del consultorio del médico que le estaba examinando y dijo:

"Doctor, me asusta la muerte...dígame que hay al otro lado"

Muy suavemente el doctor dijo: "No lo se."

¿Usted no sabe? ¿Usted es cristiano y no sabe que hay del otro lado?!!!

El doctor tomó la perilla de la puerta.....

Del otro lado se sentían como rasguños y gemidos y...cuando se abrió la puerta, un perro entró en el cuarto, saltó sobre el médico y con gran alborozo le lamía lleno de contento

El médico se volvió hacia su paciente y dijo:

"Vió lo que hizo mi perro? ...Él nunca había estado en este cuarto antes. No sabía que había adentro. Solo sabía que su dueño estaba allí y cuando se abrió la puerta, saltó sin ningun temor"

Yo poco se de lo que hay del otro lado de la muerte... pero si se una cosa: Que mi Dueño estará allí y eso me basta!!!

jueves, 22 de marzo de 2012

Las dos ciudades



La Vida me tomó en sus alas y me condujo a la cumbre del Monte de la Juventud. Después me señaló a su espalda y me invitó a que mirase hacia allá. Ante mis ojos se extendía una ciudad extraña, de la cual emergía una humareda oscura de múltiples matices, que se movían lentamente como fantasmas. Una tenue nube ocultaba casi completamente la ciudad de mi vista.

Tras un momento de silencio, exclamé:

-¿Qué es lo que estoy viendo, Vida?

Y la Vida me contestó:

-Es la Ciudad del Pasado. Mira y reflexiona.

Contemplé aquel escenario maravilloso y distinguí numerosos objetos y perspectivas: atrios erigidos para la acción, que se erguían como gigantes bajo las alas del Sueño; templos del Habla, en torno a los cuales rondaban espíritus que lloraban desesperados o entonaban cánticos de esperanzas. Vi iglesias construidas por la fe y destruidas por la Duda. Divisé minaretes del Pensamiento, cuyas espiras emergían como brazos levantados de mendigos; vi avenidas de Deseo que se prolongaban como río a lo largo de los valles; almacenes de secretos custodiados por centinelas de la Ocultación, y saqueados por ladrones de la Revelación; torres poderosas erigidas por el Valor y demolidas por el Miedo; santuarios de Sueños embellecidos por el Letargo y destruidos por la Vigilia; débiles cabañas habitadas por la Fragilidad; mezquitas de Soledad y Abnegación; instituciones de enseñanza iluminadas por la Inteligencia y oscurecidas por la Ignorancia; tabernas del Amor, en que se emborrachaban los enamorados, y el Despojo se mofaba de ellos; teatros en cuyos tablados la Vida desarrollaba su comedia, y la Muerte ponía el colofón a las tragedias de la Vida.

Tal es la llamada Ciudad del pasado -aparentemente muy lejos, pero en realidad, muy cerca- visible apenas a través de los crespones tenebrosos de las nubes.

Entonces la Vida me hizo una señal, mientras me decía:

-Sígueme. Nos hemos detenido demasiado aquí

Y yo le contesté:

-¿A dónde vamos, Vida?

Y la Vida me dijo:

-Vamos a la Ciudad del Futuro.

Y yo repuse:

-Ten piedad de mí, Vida. Estoy cansado, tengo los pies doloridos y la fuerza me abandona.

Pero la Vida insistió:

-Adelante, amigo mío. Detenerse es cobardía. Quedarse para siempre contemplando la Ciudad del Pasado es Locura. Mira, la Ciudad del Futuro está ya a la vista... invitándonos.


miércoles, 21 de marzo de 2012

El conducto borracho




Por un sinuoso camino y a gran velocidad, un hombre borracho conducía su carro. De repente, perdió el control del carro, se salió del trayecto y se precipitó contra una charca pestilente. Varias personas, al ver el accidente, corrieron al lugar y ayudaron a incorporarse al conductor.

No podía ocultar su borrachera y, entonces, uno de sus auxiliadores le dijo:

--Pero, ¿es que no ha leído usted el célebre tratado de Naraín Gupta extendiéndose sobre los efectos perjudiciales del alcohol?

Y el ebrio conductor, sin dejar de hipar, tartamudeó:

--Yo soy Naraín Gupta.

Así procede el falso gurú.


martes, 20 de marzo de 2012

Lágrimas y risas



Una noche, a orillas del Nilo, una hiena se encontró con un cocodrilo. Ambos se detuvieron y se saludaron. La hiena dijo:

-¿Cómo vas pasando el día, Señor?

-Muy mal -respondió el cocodrilo-. A veces, en mi dolor y tristeza, lloro. Y entonces las criaturas dicen: "Son lágrimas de cocodrilo". Y eso me hiere mucho más de lo que podría contar.

Entonces la hiena dijo:

-Hablas de tu dolor y de tu tristeza, pero, piensa por un momento en mí. Contemplo la belleza del mundo, sus maravillas y sus milagros y, llena de alegría, río, como ríen los días. Y los pobladores de la selva dicen: "No es sino la risa de una hiena"


lunes, 19 de marzo de 2012

Una caña de bambú para el más tonto.



Existía un próspero reino en el norte de la India. Su monarca había alcanzado ya una edad avanzada. Un día hizo llamar a un yogui que vivía dedicado a la meditación profunda en el bosque y dijo:

--Hombre piadoso, tu rey quiere que tomes esta caña de bambú y que recorras todo el reino con ella. Te diré lo que debes hacer. Viajarás sin descanso de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo y de aldea en aldea. Cuando encuentres a una persona que consideres la más tonta, deberás entregarle esta caña.

--Aunque no reconozca otro rey que mi verdadero yo interior, señor, habré de hacer lo que me dices por complacerte. Me pondré en camino enseguida. El yogui cogió la caña que le había dado el monarca y partió raudo. Viajó sin descanso, llegando sus pies a todos los caminos de la India. Recorrió muchos lugares y conoció muchas personas, pero no halló ningún ser humano al que considerase el más tonto. Transcurrieron algunos meses y volvió hasta el palacio del rey. Tuvo noticias de que el monarca había enfermado de gravedad y corrió hasta sus aposentos. Los médicos le explicaron al yogui que el rey estaba en la antesala de la muerte y se esperaba un fatal desenlace en minutos. El yogui se aproximó al lecho del moribundo.

Con voz quebrada pero audible, el monarca se lamentaba:

--¡Qué desafortunado soy, qué desafortunado! Toda mi vida acumulando enormes riquezas y, ¿qué haré ahora para llevarlas conmigo? ¡No quiero dejarlas, no quiero dejarlas!

El yogui entregó la caña de bambú al rey.

Puedes ser un monarca, 
pero de nada sirve 
si tu actitud es la de un mendigo. 
Sólo aquello que acumulas 
dentro de ti mismo 
te pertenece. 
No hay otro tesoro que el amor.


domingo, 18 de marzo de 2012

La zorra





Una zorra miró su sombra al amanecer y se dijo:

-Hoy me comeré un  camello.

Y pasó toda la mañana buscando camellos. Pero al mediodía volvió a mirar su sombra y se dijo:

-Bueno..., creo que me conformaré con un ratón.


sábado, 17 de marzo de 2012

La tierra roja









Dijo un árbol a un hombre:


-Mis raíces habitan en lo profundo de la tierra roja, y te daré mi fruto.


Y el hombre dijo al árbol:


-¡Qué parecidos somos! Mis raíces también habitan en la profundidad de la tierra roja. Y la tierra roja te da poder para concederme tu fruto y la tierra roja me enseña a recibir de ti con agradecimiento



viernes, 16 de marzo de 2012

La tierra de Zaad



Camino a Zaad un viajero encontró a un hombre que vivía en una villa vecina; y el viajero, apuntando con su mano hacia una vasta extensión de tierra, preguntó al hombre diciendo:

-¿No fue éste el campo de batalla donde el rey Ahlam venció a sus enemigos?

-Nunca ha sido un campo de batalla -respondió el hombre-. Una vez existió sobre esta tierra la gran ciudad de Zaad, incendiada hasta quedar en cenizas. Pero ahora es tierra buena, ¿no es así?

Y el viajero y el hombre se separaron.

Casi media milla más lejos el viajero encontró a otro hombre y, señalando hacia el campo otra vez, dijo:

-¿Así que allí es donde la gran ciudad de Zaad se estableció una vez?

-Jamás existió ciudad alguna en este lugar -respondió el hombre-. Pero sí hubo un monasterio que fue destruido por la gente del País del Sur.

Un rato más tarde, en la misma ruta a Zaad, el viajero encontró a un tercer hombre, y apuntando otra vez hacia la tierra, dijo:

-¿Es verdad que ese es el lugar donde una vez hubo un gran monasterio?

-Nunca existió un monasterio en los alrededores -respondió el hombre-, pero según nuestros padres y antepasados, una vez cayó un gran meteoro sobre el campo.

El viajero continuó su camino, admirándose en su corazón. Y encontró a un hombre muy anciano y, saludándolo, le dijo

-Señor, caminando esta ruta encontré a tres hombres que habitan el vecindario y les pregunté a cada uno la historia de esta tierra, y cada uno denegó lo que el otro había contestado, y a su vez cada uno me contaba una nueva historia que el otro ni había mencionado.

-Amigo mío -respondió el anciano elevando la cabeza-, cada uno y los tres te contestó lo que en realidad fue; pero muy pocos de nosotros estamos capacitados para agregar afirmaciones a otras afirmaciones diferentes y construir una verdad de ahí en más.


jueves, 15 de marzo de 2012

La Sombra



Cierto día de junio la hierba le dijo a la sombra de un olmo:

-Te mueves tan seguido de derecha a izquierda que perturbas mi paz.

-Yo no, yo no -respondió la sombra-. Mira hacia el cielo. Verás un árbol que se mueve por el viento de Este a Oeste entre el Sol y la Tierra.

Y la hierba elevó la mirada y por primera vez observó el árbol. Y dijo en su corazón:

-¿Por qué, pues, existe una hierba más alta que yo?

Luego calló.


miércoles, 14 de marzo de 2012

La senda



Una mujer y su hijo vivían entre las colinas; este era su primer y único hijo.

El niño murió de una fiebre mientras el médico lo vigilaba.

La madre, destruida por la tristeza, gritó al médico:

-Dime, dime, ¿qué es lo que hizo aquietar su fortaleza y silenciar su canción?

Y el médico respondió:

-Fue la fiebre.

Y la madre dijo:

-¿Qué es la fiebre?

Y también el médico respondió:

-No puedo explicártelo. Es algo infinitamente pequeño que visita el cuerpo y que no podemos ver con nuestros ojos humanos.

Luego el médico se fue y ella continuó repitiendo para sí:

-Algo infinitamente pequeño que no podemos ver con nuestros ojos humanos.

Por la tarde el sacerdote llegó para consolarla. Y ella lloró y gritó diciendo:

-¡Oh! ¿Por qué he perdido a mi hijo, mi único hijo, mi primer hijo?

Y el sacerdote respondió:

-Hija mía, es la voluntad de Dios.

-¿Qué es Dios y dónde está Dios? -preguntó entonces la mujer-. Quiero ver a Dios y rasgarme el pecho delante de Él y hacerme brotar sangre de mi corazón a sus pies. Dime dónde encontrarlo.

-Dios es infinitamente grande -contestó el sacerdote-. No puede ser visto con nuestros ojos humanos.

-¡Lo infinitamente pequeño asesinó a mi hijo por voluntad de lo infinitamente grande! -gritó la mujer-. Dime, ¿qué somos nosotros?

En ese momento entró la madre de la mujer con el sudario para el niño muerto, y oyó las palabras del sacerdote y el llanto de su hija. Depositó el sudario y tomó entre sus manos la mano de su hija y le dijo:

-Hija mía, nosotros mismos somos lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande, y somos la senda entre ambos.


martes, 13 de marzo de 2012

La que era sorda.



Había una vez un hombre rico desposado con una joven sorda por completo.

Una mañana, mientras desayunaban, ella le dijo:

-Ayer visité el mercado y exhibían vestidos de seda de Damasco, velos de la India, collares de Persia y brazaletes de Yemén. Parece que las caravanas acaban de traer todo eso a nuestra ciudad. Y ahora mírame, yo en harapos, siendo la esposa de un hombre rico. Debo comprar alguno de esos hermosos objetos.

-Querida -contestó el esposo, aún ocupado con su café matinal- no existe razón alguna por la cual tú no vayas al mercado y compres todo lo que tu corazón desee.

-¡No! -protestó la esposa sorda-. Siempre dices no, no. ¿Es necesario que aparezca en harapos ante nuestros amigos, avergonzando así a tu fama y a mi gente?

-No he dicho que no -dijo el esposo-; puedes ir libremente a la plaza del mercado y comprar la vestimenta más hermosa y las joyas que hayan llegado a nuestra ciudad.

Pero otra vez la esposa equivocó la lectura de sus palabras y replicó:

-De todos los hombres ricos tú eres el más miserable. Me niegas toda belleza y hermosura mientras las otras mujeres de mi edad caminan por los jardines de la ciudad ataviadas con ricos vestidos. -Y comenzó a llorar. Y mientras sus lágrimas caían sobre su pecho gritó otra vez: -Tú siempre me dices no, no, cuando deseo un vestido o una joya.

Entonces el esposo, conmovido, se levantó, y sacando de su bolsa un puñado de oro, se lo entregó y con dulzura le dijo:

-Ve al mercado, querida mía, y compra todo lo que desees.

Desde ese día la joven y sorda esposa cada vez que deseaba algo aparecía ante su esposo con una perlada lágrima en los ojos, y él en silencio tomaba un puñado de oro y lo ponía sobre sus faldas.

Pero ocurrió que la joven se enamoró de un joven cuyo hábito era realizar largos viajes. Y cuando él partía ella se sentaba a llorar.

Cuando el esposo la hallaba llorando decía en su corazón: "Debe haber llegado una nueva caravana con prendas de seda y joyas raras".

Y sacaba otro puñado de oro y se lo entregaba.


lunes, 12 de marzo de 2012

La perla



Dijo una ostra a otra ostra vecina:

-Siento un gran dolor dentro de mí. Es pesado y redondo y me lastima.

Y la otra ostra replicó con arrogante complacencia:

-Alabados sean los cielos y el mar. Yo no siento dolor dentro de mí. Me siento bien e intacta por dentro y por fuera.

En ese momento, un cangrejo que por allí pasaba escuchó a las dos ostras, y dijo a la que estaba bien por dentro y por fuera:

-Sí, te sientes bien e intacta; mas él dolor que soporta tu vecina es una perla de inigualable belleza.


domingo, 11 de marzo de 2012

EL PEZ Y LA TORTUGA



Amanecía. Los primeros rayos del sol se reflejaban en las aguas azules del mar de Arabia. Una tortuga salía de su sueño profundo y se desperezaba en la playa. Abrió los ojillos y, de repente, vio un pez que sacaba la cabeza del agua. Cuando el pez se percató de la presencia de la tortuga, le preguntó:

--Amiga tortuga, presiento que hay sabiduría en tu corazón y quiero hacerte una pregunta: ¿qué es el agua?

La tortuga no repuso al instante.

No podía creer lo que le estaba preguntando aquel pez que estaba cerca de ella. Cuando se dio cuenta de que no estaba durmiendo y el suceso no era parte de un sueño, repuso:

--Amigo pez, has nacido en el agua, en el agua estás viviendo y en el agua hallarás la muerte. Alrededor de tu cuerpo hay agua y agua hay dentro de tu cuerpo. Te alimentas de lo que en el agua encuentras y en el agua te reproduces. ¡Y tú, pez necio, me preguntas qué es el agua!


Ignorante como ese pez,
 naces, vives y mueres en el Ser 
y gracias al Ser 
y, empero, como ese pez 
que desconoce el agua en la que mora, 
tú ignoras la Realidad en la que habitas.


sábado, 10 de marzo de 2012

La maldición



Una vez me dijo un viejo hombre de mar:

-Treinta años ha, un marinero escapó con mi hija. Y maldije en mi corazón a ambos, pues amaba a mi hija más que a nada en el mundo.

"No mucho después el joven marino se hundió con su barco hasta el fondo del mar y con él mi hija amada, perdiéndose de mí.

"Y ahora mírame como el asesino de un joven y una esposa. Fue mi maldición la que los destruyó. Y ahora, en camino hacia mi tumba, busco el perdón de Dios."

Esto dijo el anciano. Mas, sus palabras sonaban petulantes, y parece que aún se enorgullecía del poder de su maldición.


viernes, 9 de marzo de 2012

La luna llena



La luna llena se elevó gloriosa sobre el pueblo, y todos los perros de ese pueblo comenzaron a ladrarle.

Sólo un perro no ladró y dijo a los otros con voz grave:

-No despierten el sosiego de su sueño, ni atraigan a la luna hacia la tierra con sus ladridos.

Entonces todos los perros cesaron de ladrar, creando un terrible silencio. Mas, el perro que les había hablado continuó ladrando pidiendo silencio durante el resto de la noche.


jueves, 8 de marzo de 2012

La estatua



Cierta vez, entre las colinas, vivía un hombre poseedor de una estatua cincelada por un anciano maestro. Descansaba contra la puerta cara al suelo. Y él nunca le prestaba atención.

Un día pasó frente a su casa un hombre de la ciudad, un hombre de ciencia. Y, advirtiendo la estatua, le preguntó al dueño si la vendería.

-¿Quién desea comprar esa horrible y sucia estatua? -respondió el dueño, riéndose.

-Te daré esta pieza de plata por ella -dijo el hombre de la ciudad.

El otro quedó atónito, pero complacido.

La estatua fue trasladada a la ciudad sobre el lomo de un elefante. Y luego de varias lunas el hombre de las colinas visitó la ciudad y, mientras caminaba por las calles, vio a una multitud ante un negocio, y a un hombre que a voz en cuello gritaba:

-Acérquense y contemplen la más hermosa, la más maravillosa estatua del mundo entero. Solamente dos piezas de plata para admirar la más extraordinaria obra maestra.

Al instante, el hombre de las colinas pagó dos piezas de plata y entró en el negocio para ver la estatua que él mismo había vendido por una sola pieza de ese mismo metal.


miércoles, 7 de marzo de 2012

SI DAÑAS, TE DAÑAS

  Parvati es una de las diosas más amorosa, benevolente y misericordiosa del panteón hindú. Es la consorte de Shiva y se manifiesta como extraordinariamente compasiva. Cierto día, uno de sus hijos, Kartikeya, hirió a una gata con sus uñas. De regreso a casa, corrió hasta su madre para darle un beso. Pero al aproximarse al bello rostro de la diosa, se dio cuenta de que ésta tenía un arañazo en la mejilla.

  --Madre -dijo Kartikeya-, hay una herida en tu mejilla. ¿Qué te ha sucedido?

  Con sus ojos de noche inmensa y profunda, la amorosa diosa miró a su querido hijo. Era su voz melancólica y dulce cuando explicó:

  --Se trata de un arañazo hecho con tus uñas.

  --Pero, madre -se apresuró a decir el joven-, yo jamás osaría dañarte en lo más mínimo. No hay ser al que yo ame tanto como a ti, querida madre.

  Una refrescante sonrisa de aurora se dibujó en los labios de la diosa.

  --Hijo mío -dijo-, ¿acaso has olvidado que esta mañana arañaste a una gata?

  --Así fue, madre -repuso Kartikeya.

  --Pues, hijo mío, ¿es que no sabes ya que nada existe en este mundo excepto yo? ¿No soy yo misma la creación entera? Al arañar a esa gata, me estabas arañando a mí misma.



  Al herir, te hieres. A quienquiera que dañes, te dañas a ti mismo.

martes, 6 de marzo de 2012

La madera de sándalo.



Era un hombre que había oído hablar mucho de la preciosa y aromática madera de sándalo, pero que nunca había tenido ocasión de verla. Había surgido en él un fuerte deseo por conocer la apreciada madera de sándalo. Para satisfacer su propósito, decidió escribir a todos sus amigos y solicitarles un trozo de madera de esta clase. Pensó que alguno tendría la bondad de enviársela.

Así, comenzó a escribir cartas y cartas, durante varios días, siempre con el mismo ruego: "Por favor, enviadme madera de sándalo". Pero un día, de súbito, mientras estaba ante el papel, pensativo, mordisqueó el lápiz con el que tantas cartas escribiera, y de repente olió la madera del lápiz y descubrió que era de sándalo.

 Si la percepción está embotada, se estrella en las apariencias de las cosas.


lunes, 5 de marzo de 2012

La búsqueda



Hace mil años dos filósofos se encontraron en la cuesta del Líbano y uno le dijo al otro:

-¿Hacia dónde te diriges?

-Busco la fuente de la juventud -respondió el otro- que se halla entre estas colinas. He. encontrado escritos donde cuenta sobre la fuente floreciendo en dirección al sol. Y tú ¿qué buscas?

-Busco el misterio de la muerte -contestó el primero.

Entonces cada uno pensó que el otro estaba falto de grandes conocimientos y comenzaron a discutir y a acusarse de ceguera espiritual.

Mientras los filósofos discutían al viento, pasó por allí un extranjero considerado tonto en su propia ciudad. Cuando oyó a los hombres en ardiente disputa se detuvo por un momento y escuchó sus argumentos.

Luego acercándose les dijo:

-Mis buenos amigos, realmente ambos pertenecen a la misma escuela filosófica y hablan sobre lo mismo, sólo que usan palabras diferentes. Uno de ustedes busca la fuente de la juventud, y el otro el misterio de la muerte. Son una misma cosa y como una habitan ambas en ustedes -y se apartó diciendo:

-Hasta siempre, sabios.

Y alejándose se reía con complaciente risa.

Los dos filósofos se miraron en silencio por un momento y luego también ellos rieron. Y uno de los dos dijo:

-Y bien, ¿por qué no caminamos y buscamos juntos?



domingo, 4 de marzo de 2012

La verdad es la verdad



El rey había entrado en un estado de honda reflexión durante los últimos días. Estaba pensativo y ausente. Se hacía muchas preguntas, entre otras por qué los seres humanos no eran mejores. Sin poder resolver este último interrogante, pidió que trajeran a su presencia a un ermitaño que moraba en un bosque cercano y que llevaba años dedicado a la meditación, habiendo cobrado fama de sabio y ecuánime. 

Sólo porque se lo exigieron, el eremita abandonó la inmensa paz del bosque. 

--Señor, ¿qué deseas de mí? -preguntó ante el meditabundo monarca. 

--He oído hablar mucho de ti -dijo el rey-. Sé que apenas hablas, que no gustas de honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de arcilla, pero todos dicen que eres un sabio. 

--La gente dice, señor -repuso indiferente el ermitaño. 

--A propósito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. ¿Cómo lograr que la gente sea mejor? 

--Puedo decirte, señor -repuso el ermitaño-, que las leyes por sí mismas no bastan, en absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que cultivar ciertas actitudes y practicar ciertos métodos para alcanzar la verdad de orden superior y la clara comprensión. Esa verdad de orden superior tiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad ordinaria. 

El rey se quedó dubitativo. Luego reaccionó para replicar: 

--De lo que no hay duda, ermitaño, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces. 

El eremita sonrió levemente, pero nada dijo. Guardó un noble silencio. 

El rey decidió establecer un patíbulo en el puente que servía de acceso a la ciudad. Un escuadrón a las órdenes de un capitán revisaba a todo aquel que entraba a la ciudad. Se hizo público lo siguiente: “Toda persona que quiera entrar en la ciudad será previamente interrogada. Si dice la verdad, podrá entrar. Si miente, será conducida al patíbulo y ahorcada”. 

Amanecía. El ermitaño, tras meditar toda la noche, se puso en marcha hacia la ciudad. Su amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba con lentitud. Avanzó hacia el puente. El capitán se interpuso en su camino y le preguntó: 

--¿Adónde vas? 

--Voy camino de la horca para que podáis ahorcarme -repuso sereno el eremita. 

El capitán aseveró: 

--No lo creo. 

--Pues bien, capitán, si he mentido, ahórcame. 

--Pero si te ahorcamos por haber mentido -repuso el capitán-, habremos convertido en cierto lo que has dicho y, en ese caso, no te habremos ahorcado por mentir, sino por decir la verdad. 

--Así es -afirmó el ermitaño-. 

Ahora usted sabe lo que es la verdad... ¡Su verdad! 


El aferramiento a los puntos de vista 
es una traba mental 
y un fuerte obstáculo 
en el viaje interior.


sábado, 3 de marzo de 2012

La bailarina



Había una vez una bailarina que con sus músicos había arribado a la corte del príncipe de Birkaska. Y, admitida en la corte, bailó ante el príncipe al son del laúd y la flauta y la cítara.

Bailó la danza de las llamas, y la danza de las espadas y las lanzas; bailó la danza de las estrellas y la danza del espacio. Y, por último, la danza de las flores al viento.

Luego se detuvo ante el trono del príncipe y dobló su cuerpo ante él. Y el príncipe le solicitó que se acercara, y dijo:

Hermosa mujer, hija de la gracia y del encanto, ¿desde cuándo existe tu arte? ¿Y cómo es que dominas todos los elementos con tus ritmos y canciones?

Y la bailarina, inclinándose nuevamente ante el príncipe, dijo:

-Poderosa y agraciada Majestad, desconozco la respuesta a tus preguntas. Sólo esto sé: el alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta en su corazón; mas, el alma de la bailarina late en todo su cuerpo.


viernes, 2 de marzo de 2012

En la feria



Desde la campiña llegó a la Feria una niña muy bonita. En su rostro había un lirio y una rosa. Había ocaso en su cabello, y el amanecer sonreía en sus labios.

Ni bien la hermosa extranjera apareció ante sus ojos, los jóvenes se asomaron y la rodearon. Uno deseaba bailar con ella, y otro día cortar una torta en su honor. Y todos deseaban besar su mejilla. Después de todo, ¿no se trataba acaso de una Bella Feria?

Mas la niña se sorprendió y molestó, y pensó mal de los jóvenes. Los reprendió y encima golpeó en la cara a uno o dos de ellos. Luego huyó.

En el camino a casa, aquella tarde, decía en su corazón: "Estoy disgustada. ¡Que groseros y mal educados son estos hombres! Sobrepasan toda paciencia".

Y pasó un año, durante el cual la hermosa niña pensó mucho en Ferias y hombres. Entonces regresó a la Feria con el lirio y la rosa en el rostro, el ocaso en su cabello y la sonrisa del amanecer en sus labios.

Pero ahora los jóvenes, viéndola, le dieron la espalda. Y permaneció todo el día ignorada y sola.

Y, al atardecer, mientras marchaba camino a su casa, lloraba en su corazón: "Estoy disgustada. ¡Que groseros y mal educados son estos hombres! Sobrepasan toda paciencia".


jueves, 1 de marzo de 2012

Pleito a la luz




He aquí que un día la oscuridad se percató de que la luz cada vez le estaba robando mayor espacio y decidió entonces ponerle un pleito. Tiempo después, llegó el día marcado para el juicio. La luz se personó en la sala antes de que lo hiciera la oscuridad. 

Llegaron los respectivos abogados y el juez. Transcurrió el tiempo, pero la oscuridad no se presentaba. Todos esperaron pacientemente, pero la oscuridad no aparecía. Finalmente, harto el juez y constatando que la parte demandante no acudía, falló a favor de la luz. ¿Qué había sucedido? ¿Cómo era posible que la oscuridad hubiera puesto un pleito y no se hubiera presentado? Nadie salía de su asombro, aunque la explicación era sencilla: la oscuridad estaba fuera de la sala, pero no se atrevió a entrar porque sabía que sería en el acto disipada por la luz. 

La luz es consciencia y sabiduría, 
en tanto que la oscuridad 
es ofuscación y estrechez de miras. 
Si te estableces en la sabiduría, 
¿hay lugar para la ofuscación?