domingo, 31 de marzo de 2013

Aceptarse para aceptar




-Perdone, señor – dijo el tímido estudiante- pero no he sido capaz de descifrar lo que escribió usted en el margen de mi último examen...

-Le decía a usted que escriba de un modo más legible, le replicó el profesor.

La mayoría de las veces 
los defectos que vemos en los demás 
son nuestros propios defectos

sábado, 30 de marzo de 2013

Nuestros enemigos no son quienes nos odian sino aquellos a quienes nosotros odiamos




Un ex-convicto de un campo de concentración nazi fue a visitar a un amigo que había compartido con él tan penosa experiencia.

-¿Has olvidado ya a los nazis?- le preguntó a su amigo.

-Sí- dijo éste.

-Pues yo no, aún sigo odiándolos con toda mi alma.

Su amigo le dijo apaciblemente:

-Entonces aún siguen teniéndote prisionero.


viernes, 29 de marzo de 2013

Los dos sacerdotes




Había en Japón dos templos cuyos sacerdotes habían estado enemistados durante siglos. Tal era el enfrentamiento que si los dos sacerdotes se encontraban por la calle desviaban la mirada. 

Los dos sacerdotes tenían a su cargo dos chicos que les servían y hacían los recados. Y temían que al ser unos niños pudieran hacerse amigos al encontrarse por la calle. De modo que uno de los sacerdotes le dijo a su discípulo:

- Recuerda, el otro templo es nuestro enemigo. No hables nunca con el chico del otro templo. Son gente peligrosa. Nunca te fíes de ellos. Evítalos como se evitan las enfermedades. ¡Evítalos como si fuera la peste!.

Estas palabras despertaron el interés del chico, acostumbrado a grandes sermones, a escuchar extrañas escrituras cuyo lenguaje no era capaz de entender. No había nadie con quién jugar, ni siquiera con quién hablar. Al oír esta advertencia surgió la tentación. Aquel día se cruzó con el chico del otro templo y no pudo evitar hablarle y preguntar:

- ¿A dónde vas?

El otro chico asimilaba mejor las enseñanzas y a base de escuchar alta filosofía se había vuelto un poco filósofo. Así que respondió:

- ¿Ir? Nadie va y nadie viene. Es algo que ocurre. Voy donde el viento me lleve.

Había oído a su maestro decir muchas veces que así es como vive un Buda, como una hoja muerta que va donde el viento la lleve. Y así continuó:

- Yo no existo. Si no hay quien vaya, ¿cómo voy a ir? ¿de qué tonterías hablas? Soy una hoja muerta. Allá donde le viento me lleve...

El otro chico se quedó estupefacto. No pudo ni responder. Se sintió realmente avergonzado y pensó: Mi maestro tiene razón al no hablar con esta gente. Sí que son gente peligrosa y rara. ¿qué manera de responder es esa? Le he hecho una pregunta simple, de hecho yo sabía adónde iba, los dos vamos al mercado. Una respuesta simple habría bastado. Al regresar le dijo a su maestro:

- Lo siento, perdóname. No te hice caso. Me lo habías prohibido. De hecho me sentí tentado a partir de tu prohibición. Es la primera y última vez que hablo con esa gente tan peligrosa. Le hice una pregunta muy simple, ¿ a dónde vas? y él empezó a decir cosas raras: No hay ir, no hay venir. ¿quién viene? ¿quién va? Soy un vacío total...una hoja muerta al viento...donde el viento me lleve...

- ¡Te lo advertí! Mañana tienes que hablar con él. Espérale en el mismo sitio y pregúntale otra vez: ¿A dónde vas?, y cuando empiece a decir esas cosas, tú dile simplemente: Es verdad, eres una hoja muerta, y yo también. Pero cuando el viento sopla... ¿dónde vas? ¿adónde puedes ir entonces? dile eso y le avergonzarás. No sabrá que decir. Quedará derrotado. Tiene que hacerlo. Esa gente nunca ha podido derrotarnos en ningún debate. Mañana haz lo que te digo.

El chico se levantó temprano. Estaba inquieto. No paraba de recrear en su mente cómo se desarrollaría la escena. Repetía una y otra vez su respuesta. Es verdad, eres una hoja muerta...es verdad, eres una hoja muerta....  Llegó al lugar en el que esperaría al otro chico, se sentó a esperar y siguió repitiendo: ¿Adónde puedes ir entonces?... ¿Adónde puedes ir entonces? Esta vez estaba preparado. Cuando vio venir al muchacho pensó: ahora va a ver.

- ¿A dónde vas? - le preguntó y esperó su oportunidad...

Y el otro chico respondió:

- A donde me lleven las piernas.

Ni una palabra sobre el viento. Ni una palabra sobre la nada. Ni sobre si existía o no...¿qué podía hacer ahora?. La respuesta que tan eficientemente había aprendido ahora resultaba absurda. Claramente no venía a cuento hablar del viento, ni de las hojas muertas. De nuevo quedó abatido. Se sentía verdaderamente avergonzado por su estupidez mientras pensaba: Desde luego este chico es bien raro... se sabe unas cosas muy extrañas... ahora va y me dice que dónde le lleven las piernas...

Volvió con su maestro y el maestro le dijo:

- ¡Te había dicho que no hablaras con esa gente! Son peligrosos, lo sabemos desde hace siglos. Pero ahora hay que hacer algo. Mañana vuelve a preguntarle a dónde va, y cuando te diga: A dónde me lleven mis piernas, tú dile: Y si no tuvieras piernas?. De un modo u otro hay que callarle la boca.

Y así, al día siguiente, el chico le preguntó al otro:

- ¿A dónde vas? y aguardó la respuesta.

Y el otro chico dijo:

- Voy al mercado, a comprar verduras.

Normalmente, la humanidad funciona basándose en el pasado... y la vida sigue cambiando. La vida no tiene ninguna obligación de ajustarse a nuestras conclusiones. Por eso la vida es tan desconcertante, sobre todo para las personas que tienen preparadas todas la respuestas. Pero la vida nunca plantea las mismas preguntas. Así que debemos intentar no actuar por medio del pasado.


jueves, 28 de marzo de 2013

El amor es ciego




Cuenta la leyenda que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso:

- ¿Jugamos al escondite?

La Intriga se levantó con los ojos fruncidos, y la Curiosidad sin poder contenerse preguntó:

- ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?

Es un juego – explicó la Locura – en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego.

El Entusiasmo se halló secundado por la Eufoia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda, e incluso la Apatía a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participarl La Verdad prefirió no esconderse; ¿para qué? Si al final siempre le hallaban. La SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no había sido suya), y La Cobardía prefirió no arriesgarse.

- Uno, dos, tres…. comenzó a contar la Locura.

La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra de el Triunfo, que con su pripio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

La Generosidad, casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: ¿qué si un lago cirstalino? ¡ Es ideal para la Belleza!; ¿Qué si la rendija de un árbol?

¿Perfecto para la Timidez; ¿qué si el vuelo de una mariposa? ¡ Lo mejor para la Voluptuosidad!; ¿qué si una ráfaga de viento? ¡ Magnífico para la Libertad! Asíq ue terminó por ocultarse en un rayito de sol. El Egoismo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo… eso sí, sólo para él.

La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris); y

La Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes, el Olvido …¡se me olvidó donde se escondió!… pero no es lo importante.

Cuando la Locura contaba 999999, el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

- ¡Un millón! – contó la Locura y comenzó a buscar.

La primera en aparecer fue la Pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre zoología, y a la Pasión y al Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a la Envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo; él solito salió desesperado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al acercarse al algo descubrió a la Belleza. Y con la Duda resultó más fácil todavía pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún en que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: el Talento entre la hierba fresca, la Angustia en una oscura cueva, la Mentira detrás del arco iris… (¡Mentira, ella estaba en el fondo del océano!), y hasta el Olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.

Pero sólo el Amor no aparecía por ningún sitio.

La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal y las rosas… Y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al Amor y la Locura no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra,

El amor es ciego y la locura siempre, siempre le acompaña.

Fuente: cuento de Mario Benedetti

miércoles, 27 de marzo de 2013

"Ilusiones de bailarina "




En la lejana Rusia, había una niña que quería ser bailarina clásica. Cierto día paso por la aldea el famoso ballet Boltshoi y la madre la llevo para que el director del mismo la viera bailar. Una vez concluida la prueba , la mamá pregunto: “¿Usted cree que tiene condiciones?”. El director, mirando fijamente a la nena le dijo: “No, no creo”.

Todo un sueño, toda una ilusión echada a perder. La nena lloro durante un tiempo y aunque no olvidó esa frustración, su vida continuó.Se recibió de maestra y ejerció durante años en su aldea. Veinte años después, volvió el ballet a la ciudad y ella fue a verlo para recordar lo que había podido ser y no fue. Entre lagrimas, noto que el director era el mismo. Tomó coraje y al final de la función lo fue a ver y le dijo: “¿Me recuerda?... hace 20 años quería ser bailarina y Ud. me dijo que no tenia condiciones”. A lo que el director respondió: “Si, lo recuerdo muy bien. Y ahora veo que no me equivoque”. Ella, muy angustiada, le respondió: “Pero como me dice eso otra vez!...Ud. no tiene corazón!

El director mirándola fijamente le dijo: “¿Sabe una cosa?, eso se lo digo a todos, y en el caso suyo, como en el de la mayoría, pongo fuera de Ud. a un gran sueño. Y en este ballet, como en la vida, solo triunfan los mejores, aquellos que tienen la perseverancia y el empuje necesario que solo da... un sueño”

NO DEJES QUE NUNCA: NADA NI NADIE... TE ROBE TUS SUEÑOS.


martes, 26 de marzo de 2013

"Envejer es obligatorio... crecer es opcional "




La pequeña, perfumada y orgullosa anciana de 92 años, elegantemente vestida cada mañana a las 8, tenia su cabello arreglado a la moda y el maquillaje perfectamente aplicado, aunque es ciega, se muda hoy a un geriátrico. Su esposo de 70 años murió recientemente, lo que motivó la mudanza.

Después de muchas horas de esperar pacientemente en la sala de espera del geriátrico, sonrió dulcemente cuando se le dijo que su cuarto estaba listo.

Mientras se desplazaba con su andador hacia el ascensor, le di una descripción detallada de su pequeño cuarto, incluyendo las cortinas que colgaban de su ventana. "Me encanta" afirmó con el entusiasmo de un niño de 8 años al que le acaban de entregar una nueva mascota. "Sra. Jones, no ha visto el cuarto... espere". "Eso no importa", respondió. "La felicidad es algo que decides con el tiempo". “Si me gusta o no mi cuarto no depende de cómo estén arreglados los muebles... Depende de cómo arregle mi mente. Ya decidí que me gusta....Es una decisión que hago cada mañana cuando me levanto. Tengo la elección, puedo pasar el día en la cama repasando la dificultad que tengo con las partes de mi cuerpo que no funcionan, o salir de la cama y estar agradecida por las partes que sí funcionan".

"Cada día es un regalo, y mientras se abran mis ojos, me enfocaré en el nuevo día y los recuerdos felices que he almacenado... sólo por ésta vez en mi vida."

La vejez es como una cuenta de banco... tú retiras de ella lo que has depositado Así que mi consejo es: deposita una gran cantidad de felicidad en la cuenta de tu memoria.

Recuerda las 5 simples reglas para ser feliz:

1. Libera tu corazón del odio
2. Libera tu mente de preocupaciones.
3. Vive sencillamente
4. Da más
5. Espera menos.

“ENVEJECER ES OBLIGATORIO, CRECER ES OPCIONAL

lunes, 25 de marzo de 2013

"En bicicleta con Dios "




Al principio veía a Dios como el que me observaba, como un juez que llevaba cuenta de lo que hacía mal, como para ver si merecía el cielo o el Infierno cuando muriera. Era como un presidente, reconocía su foto cuando la veía, pero realmente no lo conocía. Pero luego reconocí a mi Poder Superior; parecía como si la vida fuera un viaje en bicicleta, pero era una bici de dos, y noté que Dios viajaba atrás y me ayudaba a pedalear.

No sé cuándo sucedió, no me di cuenta cuándo fue, que Él sugirió que cambiáramos lugares, lo que sí sé es que mi vida no ha sido la misma desde entonces... mi vida con Dios es muy emocionante.

Cuando yo tenía el control, yo sabía dónde iba. Era un tanto aburrido, pero predecible. Era la distancia más corta entre dos puntos. Pero cuando Él tomó el liderazgo, Él conocía otros caminos, caminos diferentes, hermosos, por las montañas, a través de lugares con paisajes, velocidades increíbles.

Lo único que podía hacer era sostenerme; aunque pareciera una locura, Él sólo me decía: "¡Pedalea!" Me preocupaba y ansiosamente le preguntaba, "¿A dónde me llevas?" Él sólo sonreía y no me contestaba, así que comencé a confiar en Él.

Me olvidé de mi aburrida vida y comencé una aventura, y cuando yo decía "estoy asustado ", Él se inclinaba y tocaba mi mano. Él me llevó a conocer gente con dones, dones de sanidad y aceptación, de gozo. Ellos me dieron esos dones para llevarlos en mi viaje; nuestro viaje, de Dios y mío. Y allá íbamos otra vez. Él me dijo: "Comparte estos dones, dalos a la gente, son sobrepeso, mucho peso extra". Y así lo hice a la gente que conocimos, encontré que en el dar yo recibía y mi carga era ligera.

No confié mucho en Él al principio, en darle el control de mi vida. Pensé que la echaría a perder, pero Él conocía cosas que yo no sabía acerca de andar en bici... secretos.

Él sabía cómo doblar para dar vueltas cerradas, brincar para librar obstáculos llenos de piedras, inclusive volar para evitar horribles caminos. Y ahora estoy aprendiendo a callar y pedalear por los más extraños lugares.

Estoy aprendiendo a disfrutar de la vista y de la suave brisa en mi cara y sobre todo de la increíble y deliciosa compañía de mi Dios. Y cuando estoy seguro que ya no puedo más, Él sólo sonríe y me dice: "¡Pedalea!"




domingo, 24 de marzo de 2013

"El visitante"



Ruth miró el sobre de nuevo. No llevaba sello, ni matasellos, sólo su nombre y dirección. Leyó la carta una vez más... 

Querida Ruth. Voy a estar en tu barrio el sábado por la tarde y me gustaría pasar a verte. Te quiere siempre, Jesús.

Sus manos temblaban mientras dejaba la carta sobre la mesa. 

"¿Por qué querría el Señor visitarme a mí? No soy nadie especial. No tengo nada que ofrecer". 

Con este pensamiento, Ruth recordó los estantes vacíos de la cocina. "¡Oh, Dios Santo, no tengo absolutamente nada que ofrecer. Tengo que ir corriendo a la tienda para comprar algo para la cena". 

Tomó el monedero y contó su contenido: Ocho pesos."Bueno, al menos puedo comprar algo de pan y fiambre". Se puso la campera y se precipitó hacia la puerta. Una hogaza de pan francés, un poco de fiambre surtido, y un cartón de leche... dejaron a Ruth con un total de dos pesos para pasar hasta el lunes. A pesar de ello, se sentía bien mientras volvía a casa, con sus escasas ofrendas envueltas bajo su brazo... 

"Eh, señora. ¿Puede ayudarnos, señora?

"Ruth había estado tan absorta en sus planes sobre la cena que no había percibido las dos figuras acurrucadas en el callejón. Un hombre y una mujer, ambos vestidos con poco más que harapos. "Mire, señora, yo no tengo trabajo, ¿sabe?, y mi mujer y yo hemos estado viviendo aquí fuera en la calle, y, bien, ahora tenemos frío y estamos hambrientos y, bueno, si pudiera ayudarnos, señora, realmente lo apreciaríamos". 

Ruth miró a ambos. Estaban sucios, olían mal y, francamente, estaba segura de que hubieran podido trabajar en algo si realmente lo necesitaran.

"Oiga, me gustaría ayudarles, pero yo misma soy también pobre. Todo lo que tengo son unas pocas fetas de fiambre y algo de pan, y voy a tener un invitado importante a cenar esta noche y planeaba servirle eso a Él". 

"Bueno, esta bien, señora, lo entiendo. Gracias de todas formas". 

El hombre pasó su brazo por los hombros de la mujer y volviéndose se adentraron en el callejón.

Mientras los contemplaba irse, Ruth sintió una punzada familiar en su corazón "¡Oiga, espere!" La pareja se paró y se dio vuelta mientras ella corría por el callejón tras de ellos. 

"Mire, ¿por qué no toma esta comida? Ya encontraré algo más que servir a mi invitado". Tendió la bolsa con la comida al hombre. 

"Gracias, señora. ¡Muchas gracias!". "¡Sí, gracias!" era la esposa del hombre y Ruth pudo ahora ver que estaba tiritando. "¿Sabe?, tengo otra campera en casa. Vamos, ¿por qué no toma ésta?" Ruth se desabrochó la campera y la deslizó sobre los hombros de la mujer. Entonces, sonriendo, giró y caminó de vuelta a la calle... sin campera y sin nada que servir a su invitado..."¡Gracias, señora! ¡Muchas gracias!"

Ruth estaba helada cuando llegó a la puerta de su casa. Y preocupada también. El Señor venía de visita y ella no tenía nada que ofrecerle. Tanteó en su bolso buscando la llave. Mientras lo hacía, descubrió otro sobre en su buzón. "Qué extraño. El cartero no acostumbra a venir dos veces al día". Sacó el sobre del buzón y lo abrió...

Querida Ruth. Ha sido tan maravilloso verte de nuevo. Gracias por la estupenda comida. Y gracias también por la preciosa campera. Te quiere siempre, Jesús... El aire todavía era frío pero, incluso sin campera, Ruth ya no lo notaba.


sábado, 23 de marzo de 2013

"El viajero que encontró un vergel en el camino "



Había una vez... un hombre muy respetuoso de las cosas que le decía su corazón, y que él sentía como un mensaje recibido en el centro de su pecho.

Por lo general era una sensación que lo impulsaba a hacer o decir algo o ver a alguien o ir a un determinado lugar.

Tenía esa sensación desde hacia algunos días, una necesidad de iniciar un viaje a través del desierto hacia una ciudad no muy alejada, pero que no solo no conocía, sino que no había nada en ella que tuviera algún interés para él. No obstante una mañana, como tantas otras veces: partió, respondiendo así al mensaje de su corazón.

La marcha se hizo difícil y agotadora, pero no decayó su entusiasmo a pesar de la incertidumbre de su búsqueda: no sabia tras que estaba, en ese desierto, con tanto calor y sed, pero ya faltaba poco para llegar a destino, pues podía ver siluetas de construcciones que quebraban la línea del horizonte.

Con sorpresa , mientras se acercaba, vio que a un costado de su camino, se alzaba una pequeña elevación repleta de árboles y cubierta de césped y con un arroyo que lo recorría... y pensó para sí “que suerte la mía... encontré un vergel en mi camino, descansare y me refrescaré, antes de llegar a la ciudad”.

Pero al acercarse vio que el lugar estaba protegido por una cerca no muy alta, que comenzó a recorrer en busca de una entrada, la que finalmente encontró. Con satisfacción comenzó a caminar por allí, disfrutando del verde y de la frescura del lugar y pudo observar a su paso, que en el suelo y colocadas al azar, había piedras lisas y blancas que tenían una inscripción.

Intrigado, se acerco a una de ellas y pudo leer:

Allí Kuin Yescla vivió 4 años 3 meses y 22 días

“¿Cual será el significado de esta inscripción” pensó y continuo caminando y lleno de curiosidad, se acerco a otra piedra y pudo leer:
Keni Laarki viivió 6 años 5 meses y 14 días

Y entonces comprendió... las piedras en el suelo eran lapidas... se acerco a otras y en todas se podía leer un nombre seguido de la edad... y entonces se apodero de él una profunda congoja y dolor, al darse cuenta que ninguna de las tumbas superaba los 12 años de edad. Se sentó y lloro, pensando en la maldición que habría caído sobre ese pueblo para tener tantos niños muertos en cementerio tan hermoso...

Sin que él lo advirtiera, caminando entre los árboles se acerco un hombre que al verlo en esa actitud de sufrimiento, le puso la mano en el hombro y con palabras cargadas de cariño le dijo: “¿porque lloras amigo?...¿puedo ayudarte a aliviar tu pena?”...por toda respuesta... el viajero, alzo su mirada llena de lagrimas y luego de una breve pausa le dijo... “puedes tú decirme, ¿qué le ha pasado a este pueblo que tiene tantos niños enterrados en este cementerio?” ... “¿porque tanto castigo para ustedes?...” 

El hombre sonrió y le dijo... “ puedes dejar de llorar, pues ni este pueblo ni sus habitantes soportan ninguna maldición ni cosa que se le parezca”... entonces el viajero lo miro inquisitivo... 

¿pero porque son todos niños?... ninguna inscripción supera los 12 años !!”. 

“Te explicare... cuando una niña o un niño, cumple los 15 años de edad y la vida adulta comienza, es costumbre que a cada uno, sus padres le regalen una pequeña libreta como esta”, y metiendo la mano entre sus ropas le mostró una libretita que llevaba colgada del cuello, “en esta libretita tenemos que anotar en una columna los momentos felices y a su lado, el tiempo que duró”... “por ejemplo, conociste a tu primera novia, estuviste enamorado y conociste la pasión..., ¿cuanto duró?...¿tres meses?...¿un año y tres semanas?”...el primer beso... ¿duro tres minutos?...¿cuánto lo disfrutaste? ...¿tres días y 5 horas?” y así... cuando esperabas tu primer hijo... o cuando te encontraste con ese amigo que tanto querías ver... o cuando recibiste aquel regalo... ¿Cuánto duro la satisfacción y la felicidad del momento?...entonces anotas a la izquierda el momento hermoso y a su lado el tiempo que lo disfrutaste”

Intrigado aun, el viajero que quería saber mas, lo interrogo con la mirada: 

Y la respuesta fue:

....cuando la persona muere... tomamos su libretita y sumamos EL TIEMPO QUE DISFRUTO SUS MOMENTOS FELICES. y ese es el tiempo que anotamos en su lapida...porque para nosotros:

ESE ES EL ÚNICO TIEMPO REALMENTE VIVIDO”.


viernes, 22 de marzo de 2013

"El silencio de Dios"




Cuenta una antigua leyenda noruega, acerca de un hombre llamado Hans, quien cuidaba una ermita. A ella acudía la gente a orar con mucha devoción.

En esta ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían allí para pedirle a Cristo algún milagro.Un día el ermitaño Hans quiso pedirle un favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso. Se arrodillo frente a la cruz y dijo: 

- Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto... quiero reemplazarte en la cruz”. Y se quedo con la mirada fija puesta en la imagen, como esperando una respuesta. 

El Señor abrió sus labios y hablo. Sus palabras cayeron desde lo alto susurrantes y amonestadoras: “Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición”... “¿Cual, Señor?”, pregunto Hans con acento suplicante... “¿Es una condición difícil?” “¡Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!” , respondió el viejo ermitaño. 

Escucha: suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardar silencio siempre!”. Hans contesto: “Te lo prometo, Señor” y se efectuó el cambio.

Nadie advirtió el trueque y nadie reconoció al ermitaño, colgado con los clavos en la Cruz. El Señor ocupaba el puesto de Hans. Y este por largo tiempo cumplió el compromiso. A nadie dijo nada. Pero un día llego un individuo que era muy rico y dejo olvidada una cartera. Hans vio la escena y callo. Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos horas después, se apropio de la cartera del rico.Ni tampoco dijo nada cuando más tarde un muchacho se postro ante Él, poco después, para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. Pero en ese momento volvió a entrar el rico en busca de su cartera. Al no hallarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. El rico se volvió contra el joven e iracundo le dijo: 

“¡ Dame la bolsa que me has robado!”... el joven sorprendido, replico:

“¡No he robado ninguna bolsa!”... “¡No mientas, devuélvemela ya mismo!”. “Le repito, que no he robado ninguna bolsa”, afirmo el muchacho. El rico arremetió furioso contra él y entonces sonó una fuerte voz. 

“¡Detente!”... el rico miro hacia arriba y vio que la imagen le hablaba.

Hans, que no pudo permanecer en silencio, grito, defendió al joven, increpo al rico por la falsa acusación... y este quedo anonadado y salió de la Ermita.

El joven salió también porque tenia prisa para emprender su viaje. Cuando la Ermita quedo a solas, Cristo se dirigió a su siervo y le dijo: “¡Baja de la cruz!...no sirves para ocupar mi puesto... no has sabido guardar silencio”. “Señor”, dijo Hans...” ¿Cómo iva a permitir esa injusticia?”.

Sin decir palabras... Jesús ocupo nuevamente su lugar en la Cruz y el ermitaño se quedo ante ella a sus pies. El Señor, siguió hablando: “Tu no sabias que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una joven mujer. El pobre, por el contrario, tenia necesidad de ese dinero e hizo bien en llevárselo. En cuanto al muchacho que iva a ser golpeado, sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal. Ahora hace unos minutos acaba de zozobrar el barco y la ha perdido la vida. Tu no sabias nada. Yo si sé y por eso callo”. Y el Señor nuevamente guardo silencio.

Muchas veces nos preguntamos porque razón Dios no nos contesta... porque permanece callado. Muchos de nosotros quisiéramos que Él nos respondiera lo que deseamos oír... pero Dios no es así. Dios nos responde aun con el silencio, debemos aprender a escucharlo. En Su Divino Silencio no dice palabras destinadas a convencernos de que Él sabe lo que esta haciendo. En su silencio Él nos dice con amor:¡CONFIAD EN MI, -QUÉ SÉ BIEN LO QUE DEBO HACER!”




jueves, 21 de marzo de 2013

"El sabio y el Rey "



La forma de decir las cosas puede cambiar el ánimo y disposición de quienes te escuchan.

Un Rey soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.

-¡Qué desgracia mi señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad.

-¡Qué insolencia! - gritó el Rey enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Rey con atención, le dijo:

- ¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.

Se iluminó el semblante del Rey con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

- Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.

De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.

miércoles, 20 de marzo de 2013

"El que busca encuentra "



"El que busca seguridad, encuentra miedos que debe vencer y superar, y si los enfrenta, encontrará la seguridad"…

El que busca la luz, es quizás porque en su camino hay momentos de oscuridad… sino se rinde y lucha por continuar, tarde que temprano, la luz encontrará… 

El que busca alegría, debe primero saber asumir en paz los momentos de tristeza, angustia y de dificultad; porque así al vencerlos, descubrirá una alegría tan grande, que nada ni nadie se la podrá arrebatar…

El que busca compañía, encuentra en su vida, momentos de gran soledad; si aprende a vivir en paz consigo mismo, aprenderá a vivir en comunidad y algún día encontrará alguien que a su lado quiera caminar…

El que quiere ganar y llegar a la meta; debe primero lanzarse a competir, quizás primero encuentre tropiezos y caídas, que debe aprender a enfrentar, para que los obstáculos del camino no le detengan, sino que lo hagan tan fuerte, que pueda así, ganar y su meta alcanzar…

El que quiere realizar un sueño, encuentra a veces en su interior desierto, el cual se hace necesario para aprender a soñar, y así llegar a creer que no existen los imposibles, no perder nunca la esperanza, de que si se lucha por ellos, se pueden hacer realidad.

El que busca amor, encuentra a veces dolor, porque así es el amor, se sufre por quien se ama, se ríe y se llora por amor… es el misterio que encierra en sí mismo, es la grandeza del amor…

El que busca aprender a vivir, tiene primero que aprender a morir, despojarse de tantas cosas que le atan y le impiden descubrir lo que realmente es la vida…

El que busca encuentra muchas veces aquello que quizás no quería encontrar; por ello renuncia a su búsqueda, se estanca o retrocede, no quiere continuar… lo que no sabe es que debe enfrentar lo que halla en su camino, no dejarse vencer por nada, porque todo ello es lo que le llevará a encontrar lo que tanto buscaba.

¡El que busca encuentra!... eh ahí una gran verdad; nada nos caerá del cielo; si anhelas algo, debes lanzarte a buscarlo, aunque ello signifique tener que enfrentar mil momentos y emociones que no te esperabas hallar… esa es la aventura de la búsqueda, y es lo que más adelante te regalará el gozo tan grande que se experimenta, cuando después de buscar tanto, con tus propios esfuerzos y luchas, logras encontrar lo que buscabas y aún mucho más… 


martes, 19 de marzo de 2013

El piloto




Cuentan de este individuo que abordó un avión para viajar a Nueva York. Un niño entró buscando su asiento y se sentó justo al lado suyo. El niño era muy educado. Y paso el tiempo coloreando en su libro de pintar. No presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión.

El vuelo no fue muy bueno, hubo tormenta y mucha turbulencia. De momento una sacudida fuerte, y todos estaban muy nerviosos, pero el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento.

¿Cómo lo hacia?, ¿Porque su calma? Hasta que una mujer frenética le preguntó: Niño: ¿no tienes miedo?

No señora-, contestó el niño y mirando su libro de pintar le dice: "Mi padre es el piloto".

¿Sorprendido?

Hay tiempos en nuestra vida que los sucesos nos sacuden un poco y nos encontramos en turbulencia. No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan lugar seguro. No tenemos de donde agarrarnos, y no nos sentimos seguros. Pero recuerden que nuestro amantísimo Padre Celestial es nuestro piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador del cielo y la tierra. Y la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, siéntete confiado y di para ti mismo:

¡Mi Padre es el piloto!


lunes, 18 de marzo de 2013

El papel arrugado"




Mi carácter impulsivo, me hacia reventar de cólera a la menor provocación.

La mayor parte de las veces, después de uno de esos incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había dañado.

Un día un amigo, quien me vio dando excusas después de una explosión de ira, me entrego un papel liso y me dijo: ESTRÚJALO...

Asombrado lo hice y transforme el papel en una bolita muy apretada...

Luego me dijo: Ahora trata de dejarlo como estaba antes...

Por supuesto que no pude dejarlo como estaba... por mas que trate. el papel quedo lleno de arrugas...

Entonces mi amigo me dijo: “El corazón de las personas es como ese papel.... la impresión que dejas en ese corazón que lastimaste, será tan difícil de borrar como esa arrugas en el papel..” “Aunque intentemos enmendar el error, ya estará marcado”.

Por impulso no nos controlamos y sin pensar arrojamos palabras llenas de odio y rencor, y luego cuando pensamos en ello, nos arrepentimos. pero no podemos dar marcha atrás, no podemos borrar lo que quedo grabado. Y lo mas triste es que dejamos “arrugas” en muchos corazones.

Desde hoy se mas comprensivo y mas paciente.

Cuando sientas ganas de estallar recuerda... el papel arrugado


domingo, 17 de marzo de 2013

"El muro"




Dicen que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían atracarlo. El hombre ingresó a una cueva.

Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que él se encontraba.

Con tal desesperación elevó una plegaria al Creador:

"Dios todopoderoso haz que tus ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme".

En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que el se encontraba, y vio que apareció una arañita que empezó a tejer una telaraña en la entrada.

El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez mas angustiado:

"Señor te pedí ángeles, no una araña". 

Y continuó: "Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".

Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observó a la arañita tejiendo la telaraña.

Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y este quedó esperando su muerte.

Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva, ya la arañita había tapado toda la entrada.

Entonces se escucho esta conversación:

Primer hombre: - Camina, entremos a esta cueva.

Segundo hombre: - No. Mira que hay telarañas, nadie ha entrado en esta cueva. Sigamos buscando en las otras.

Pedimos cosas que 
desde nuestra perspectiva humana 
son las que necesitamos, 
pero Dios nos da aquellas pequeñas cosas 
que se pueden volver grandes.


sábado, 16 de marzo de 2013

"El mesías disfrazado"



Recordé aquella otra vieja historia de un monasterio en el que la piedad había decaído. No es que los monjes fueran malos, pero sí que en la casa había una especie de gran aburrimiento, que los monjes no parecían felices; nadie quería ni estimaba a nadie y eso se notaba en la vida diaria como una capa espesa de mediocridad. Tanto, que un día el Padre prior fue a visitar a un famoso sabio con fama de santo, quien, después de oírle y reflexionar, le dijo: "La causa, hermano, es muy clara. En vuestro monasterio habéis cometido todos un gran pecado:

Resulta que entre vosotros vive el Mesías camuflado, disfrazado, y ninguno de vosotros se ha dado cuenta." El buen prior regresó preocupadísimo a su monasterio porque, por un lado, no podía dudar de la sabiduría de aquel santo, pero, por otro, no lograba imaginarse quién de entre sus compañeros podría ser ese Mesías disfrazado.

¿Acaso el maestro de coro? Imposible. Era un hombre bueno, pero era vanidoso, creído. ¿Sería el maestro de los novicios? No, no. Era también un buen monje, pero era duro, irascible. Imposible que fuera el Mesías. ¿Y el hermano portero? ¿Y el cocinero? 

Repasó, uno por uno, la lista de sus monjes y a todos les encontraba llenos de defectos. Claro que -se dijo a sí mismo - si el Mesías estaba disfrazado, podía estar disfrazado detrás de algunos defectos aparentes, pero ser, por dentro, el Mesías. 

Al llegar al convento, comunicó a sus monjes el diagnóstico del santo y todos se pusieron a pensar quién de ellos podía ser Mesías disfrazado y todos, más o menos, llegaron a las mismas conclusiones que su prior. Pero, por si acaso, comenzaron a tratar mejor a sus compañeros, a todos, no sea que fueran a ofender al Mesías. Y comenzaron a ver que tenían más virtudes de las que ellos sospechaban. Y, poco a poco, el convento fue llenándose de amor, porque cada uno trataba a su vecino como sí su vecino fuese Dios mismo.

Y todos empezaron a ser verdaderamente felices amando y sintiéndose amados.

viernes, 15 de marzo de 2013

"El mejor corredor"



  • El mejor corredor es aquel que avanza con una meta concreta: llegar.
  • El mejor corredor no es la persona incansable que no se resiente por nada,no es aquel que tarda menos tiempo en llegar.
  • No es aquel que olvida a sus compañeros de carrera, tampoco es el más robusto y fuerte físicamente.
  • El mejor corredor es aquel que sencillamente... corre, con lo que puede, con lo que tiene y es; aquel que tiene un objetivo concreto de llegada. Aquel  para quien la meta se hace motivo de sus sueños e ideales.
  • El mejor corredor no es el que no se cansa ni el que llega primero. Sino el que sencillamente... corre.
  • Tú eres el mejor corredor de tu propia vida, tú el que sueñas con esa meta cargada de ilusiones y generosidad.
  • Eres fuerte, valiente, tenaz y constante y... llegarás a la meta.
  • Recuerda que no vas solo en la carrera, que otros como tú tenemos sueños e ideales que compartir contigo.
  • Que a pesar de nuestras fuerzas físicas - psíquicas...por encima de ellas se encuentra Aquel que todo lo puede. Y aquel que todo lo puede... corre a nuestro lado.
  • Corre, no te ancles, si no puedes ir deprisa... ve despacio, a tu ritmo.
  • Nadie te pide que llegues a la meta ahora mismo, ni en unas condiciones concretas.
  • No vas solo, muchos corremos a tu lado, refresca tu sed con el alivio y consuelo de Dios. Descansa cuando sientas que tienes menos fuerzas pero... no dejes de correr.

jueves, 14 de marzo de 2013

"El lápiz"




El niñito miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado, le preguntó: ¿Abuelo, estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, por casualidad, una historia sobre mí? 

El abuelo dejó de escribir, sonrió y le dijo al nieto: Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras, es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas. El nieto miró el lápiz intrigado, y no vio nada de especial en él, y preguntó: ¿Qué tiene de particular ese lápiz?

El abuelo le respondió: Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán siempre de ti una persona en paz con el mundo.

Primera cualidad: Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. Esta mano la llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad.

Segunda cualidad: De vez en cuando necesitas dejar lo que estás escribiendo y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final, estará más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.

Tercera cualidad: El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.

Cuarta cualidad: Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.

Quinta cualidad: Siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida, dejará trazos. Por eso intenta ser consciente de cada acción.


miércoles, 13 de marzo de 2013

"El ladrillazo"




Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su auto Jaguar S , sin ningún tipo de precaución. De repente, sintió un estruendoso golpe en la puerta, se detuvo y, al bajarse, vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, carrocería y vidrio de la puerta de su lujoso auto. Se subió nuevamente, pero esta vez lleno de enojo, dio Un brusco giro de 180 grados, y regresó a toda velocidad al lugar donde vio salir el ladrillo que acababa de dañar lo hermoso que lucia su exótico auto. Salió del auto de un brinco, y agarro por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia el auto estacionado le gritó a toda voz:

-"¿Qué rayos fue eso?, ¿Quién eres tu?, ¿Qué crees que haces con mi auto?".

Y enfurecido, casi botando humo, continúo gritándole al chiquillo: -"¡Es un 
auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro! Por qué hiciste eso?"

-"Por favor, señor, por favor. ¡Lo siento mucho! No sé qué hacer", suplico 
el chiquillo. "Le lance el ladrillo porque nadie se detenía..." Las lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto estacionado.

-"Es mi hermano", le dijo. "Se descarriló su silla de ruedas, y se cayó al suelo... Y no puedo levantarlo". Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo:

-"Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla? Está golpeado, y pesa mucho para mi sólito... Soy muy pequeño."

Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo tragó la saliva que se le formó en su garganta.

Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo, lo sentó nuevamente en su silla, y sacó su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras y el sucio de sobre las heridas del hermano de aquel chiquillo tan especial.

Luego de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo, y este le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie... 
"DIOS lo bendiga, señor... y muchas gracias", le dijo.

El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.

El ejecutivo aún no ha reparado la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo, para recordarle el no ir por la vida tan distraído y tan deprisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.

DIOS normalmente nos susurra en el alma y en el corazón, pero hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.

Tu escoges: Escuchar el susurro... o el ladrillazo...